sábado, 21 de enero de 2012

Mi historia con los wargames

Retomo la escritura del blog para colgar las figuras que componen mi ejército de WHF, el cual tiene algunos relatos que iré colgando según los vaya acabando, aunque eso considero que va para largo. Es curioso cómo van formándose en mi imaginación todas aquellas anécdotas que acontecieron a las unidades de mi ejército, cómo llegaron sus generales a sus puestos, qué leyendas existen detrás de ese ascenso, por qué usan uno u otro tono de color en sus uniformes, y un largo etcétera de características que hacen a las unidades en particular y al ejército en general que me identifique con ellos, están vivos más allá del tablero de juego, tienen un trasfondo, en definitiva.

Mi afición por los juegos de guerra, en concreto al WHF y al W40K puede remontarse al año 1994, acababa de terminar con una novia y mi hermano pequeño jugaba con sus amigos al WHF (enanos del caos con un toro alado en plomo, que se perdió en una de tantas mudanzas) y yo siempre había querido incarle el diente a aquellos juegos. No era mi primer acercamiento a la fantasía pues desde el año anterior andaba jugando bastante al rol, D&D y Star Wars D6 sobre todo, y ya había terminado, por aquel entonces, mi primera lectura del señor de los anillos, luego apuntaba bastante a friki (ya sólo por mi afición a SW en aquella época era merecedor de tan maravillosa etiqueta). Aquel verano visité una tienda en Madrid, en los aledaños al CC La Vaguada, Akira, donde acababan de poner a la venta el Blood Bowl (esta afición merece una entrada a parte y para ella sóla), y recuerdo comprar la caja, más tarde equipos, luego ampliación Death Zone, y más equipos.Sin embargo, debido a mi continuado obstinamiento por perder la cabeza en historias amorosas al estilo de los románticos del XIX, el tiempo en pintar y armar un ejército se iba desperdiciando. Tanto, que no fue hasta 1999 primero, con un ejército bastante completo de eldars oscuros de primera horneada (incluso caja de aquella versión de W40K que aún conservo intacta, pero que no llegaron a ser pintados), cuando empecé a coleccionar un ejército de verdad. En esta época comencé a formar una amistad con Joserra (Txemoni) y con Carlos, la cual espero sea para toda la vida. Con ellos hemos formado un grupo maravilloso de frikis y no tan frikis (Barran, Calzada, Maxi, Kike Bilbao, ...) que se juntan de vez en cuando para jugar Wargames y derivados (Blood Bowl) o cualquier juego de mesa, incluso hacer fichas de rol para luego no jugar, por los efectos de alguna bebida al estilo de la hidromiel. Pero por otras muchas razones, amores incluidos, universidad, trabajo, trabajo, trabajo, ..., retomo la afición de verdad en el verano de 2009. Txemoni, Carlos y Calzada habían montado una tienda de JdR, JCC y Wargames (material de GW incluido, por supuesto), y la fortuna se puso en su contra, por lo que se vieron obligados a cerrar. En otro post os hablaré de todos estos amigos de batallas que os nombro, por cierto. Decidido como estaba a formar un ejército de W40K, pues aun no teniendo pintado el ejército, siempre, desde que los conocí, los Wargames de GW me habían tocado para siempre, me fui a ver el material que más podía convenirme de entre todos los excedentes, desgraciadamente, que aun mantenían después del cierre de la tienda. Había una gran caja de marines espaciales, de aquellas de 175 €, varias cajas de exterminadores, una caja de devastadores y algún blíster más. La decisión estaba tomada. Para completar aún más mi ejército y disponer de las reglas, compré una caja básica de Asalto a Black Reach, caja básica de WH40K con reglas y dos mini-ejércitos a modo de introducción, para el que no conozca productos de GW, y además cambié los orcos incluidos en la caja por más marines. Luego fueron cayendo más termis (mis miniaturas favoritas de W40K, y de mi ejército), exploradores, ..., hasta completar mi ejército actual.





En esta foto, de izquierda a derecha, podéis ver a Carlos, Calzada, Joserra y a Maxi, en un evento que nosotros denominamos friki-day


Sin embargo, algo latía en mi interior que hacía que me sintiera incompleto respecto a los Wargames. Mi hermano vino a vivir a mi casa. Trabajaba como jefe de obra en construcción, y no voy a hacer aquí un resumen de la crisis económica española, pero a finales de 2008, a causa de la mencionada crisis, se quedó sin trabajo. Mi hermano es una persona joven y dinámica, y un año después del despido, su mente estaba empezando a jugarle malas pasadas, pues necesitaba trabajar en su profesión y los puestos en construcción brillaban (y brillan) por su ausencia. Fui a una GW y le compré la caja básica del Paso de la Calavera, goblins contra enanos, y además varias cajas básicas de enanos. Cada poco le regalaba una caja de enanos para que mantuviera una afición, aunque enseguida y por su cuenta (pues es un fenómeno) se buscó unos alumnos a los que dar clase (gracias a nuestro amigo Rubis) y retomó también el gusto por la bici y el deporte, todo para mantenerse ocupado. El caso es que, a parte de los marines, siempre había por casa elementos de WFB.Y la nueva edición de WFB salió a la venta, en septiembre de 2010, así que me decidí a comenzar a formar un ejército de altos elfos. Compré una caja de La isla de Sangre, cuyo contenido son dos pequeñas unidades, elfos y skavens (hombres rata), las reglas básicas, dados, cajas de unidades básicas (arqueros y lanceros) y cambié los skavens por más elfos.


Mis dos generales élficos

Actualmente tengo un extenso trabajo por delante para ir dando forma a mis dos ejércitos, y tiempo y ganas, afortunadamente. El que más avanzado está es el de los elfos, con casi 1500 puntos pintados, sin embargo no he abandonado a mis marines. En otras entradas iré colgando fotos de ambos, tanto de las unidades que ya tengo acabadas como de las unidades que vaya acabando. El caso es que, 18 años después, los Wargames, aunque todo empezón con el Blood Bowl, me han aportado dos ejércitos que me encantan, y que iré completando (que no acabando) poco a poco, un grupo de amigos maravilloso y una afición, en general, que además tengo la suerte de compartir con mi hermano en la actualidad. Me han aportado fantasía, creatividad, ganas de escribir, tema de conversación, me han iniciado a otros juegos, me han dado, en definitiva, otra vida más, para vivirla y disfrutarla, y a la que no pienso negarle nada de lo que le pueda dar.

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